Crucero y lodge en el Amazonas

No quise creerlo hasta vivirlo. Cuando escuchaba la palabra Amazonas, a pesar de sentir un profundo llamado a descubrir sus misterios, pensaba en humedad, mosquitos, y la necesidad de una total disposición para enfrentarse a situaciones incómodas y tal vez inesperadas durante días y sin descanso.

Aunque tuve una época de mi vida que hubiese dado todo por vivirlo, (y lo hice en otros destinos, pero no alcancé a llegar a la mítica Amazonía), actualmente en mis viajes me gusta saber que me espera un buen baño y una cama cómoda al final de las aventuras del día.De manera que al enterarme que existía una aventura de lujo en el Amazonas, la curiosidad me ganó y tuve que ver de qué se trataba, pues era un sueño todavía por cumplir el conocer el pulmón del mundo, el centro geográfico más famoso y anhelado por su enorme tamaño y biodiversidad.

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Un tesoro escondido en la selva

Todo comenzó en Manaus. Todo siempre comienza en Manaus, la capital de la amazonía brasileña. Una ciudad misteriosa y estratégicamente ubicada en medio de muchos kilómetros de selva tropical, que además es centro cultural y guarda su historia en su arquitectura, su gastronomía, su gente y básicamente en el aire que se respira. Debo confesar que no esperaba encontrar tanta riqueza cultural en esta ciudad, pero todo me quedó claro después de que José, mi guía personal, me llevó a visitar sus barrios, el mercado de pescados, el palacio Rio Negro y de Justicia y el deslumbrante Teatro Amazonas: ¡sí, un grandísimo teatro!!

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Y bueno, también ayudó la cena de bienvenida en uno de los mejores restaurantes de comida típica amazónica y el hecho de pasar la noche en hotel Villa Amazonia; la aventura selvática aún no comenzaba, pero el lujo sí que lo hizo en forma de jardines internos con piscina de piedra natural, cuartos impecables con todas las comodidades y excelente servicio.

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Expedición en barco privado

Al día siguiente dimos comienzo a la excursión en uno de los barcos de lujo que navegan por el Río Negro hacia el corazón de la selva. Fui recibida por Bruno, capitán del barco, quien me presentó a quien sería mi guía personal en esta expedición, Zacharías. Entre jugos de frutas exóticas, charlas sobre ecología, naturaleza y preservación y una buena cena a bordo, nos vamos adentrando al igual que la noche, que nos invita a explorar en canoas para sentir la jungla, escuchar su sinfonía y observar sus animales nocturnos. Pude ver los ojos rojos de los caimanes alumbrados por nuestras linternas, vimos y oímos montones de sapos y estoy segura que más de una culebra se escabulló al sentir nuestro paso.

Primer día de verdadera aventura, no podía esperar al día siguiente para seguir explorando con la luz diurna y poner los pies en la tierra para un encuentro íntimo y personal con el Amazonas. Así que después de cenar, con una sonrisa en la cara me retiré a mis aposentos, una habitación con baño privado, agua caliente y muy confortable, donde pude descansar de maravilla.

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Al recordar los días siguientes que me alojé en el barco y navegamos por el río, viene a mi mente una mezcla exótica de colores, aromas y sabores. Fueron caminatas en la selva y encuentros con plantas, frutas, y muchas aves como loros y tucanes. El Parque Nacional de Anavilhanas fue un punto fuerte del paseo en términos de biodiversidad, pues es uno de los mayores archipiélagos navegables de agua dulce en el mundo con alrededor de 400 islas. En época de lluvias la mitad de ellas se sumerge formando bosques flotantes, un millón de ensenadas y canales dando refugio a gran variedad de aves, mariposas, iguanas, monos y reptiles, además de los botos rosados, las pirañas y los caimanes que habitan en las aguas. Con el acompañamiento y la experticia de Zacharías pude identificar las diferentes especies, entender su hábitat, sus riesgos y los proyectos para su preservación.

 

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Me alegró inmensamente tener la oportunidad de visitar una comunidad nativa. Aquí conversamos con Benedita y Sergio, miembros familias locales que me explicaron sobre la salud y la educación, y me enseñaron el proceso y los usos de la versátil harina de mandioca, tan característica de toda la región amazónica. Celebro también el haber probado una gran cantidad de frutas que nunca había visto ni imaginado en mi vida, como cupuaçu, taperabá, açaí, tucumán y pupunha. ¡Delicias de los dioses! Y si de dioses hablamos, tengo que mencionar las Vitoria Regia, nenúfares gigantes que hacen del paisaje un verdadero paraíso terrenal llamado Parque Ecológico Lago Janauary.

Cerramos la expedición en barco navegando hacia el “Encontro das Aguas”, donde los dos ríos más grandes, el Negro y el Amazonas, se juntan sin mezclar sus aguas durante varios kilómetros. Un asombroso fenómeno más de esta naturaleza que abraza, impone y revela infinidad de mágicos secretos que superan la imaginación.

 

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En el aire y en la tierra
“Me preparo para otra experiencia sin igual y pienso en lo vivido hasta el momento. Evalúo si esta ha sido una aventura de lujo o un lujo de aventura y decido que es las dos.”

Poder vivir lo que yo he vivido tan de cerca en el Amazonas es realmente un lujo, y hacerlo de esta manera, con privacidad, excelente alojamiento, gastronomía, atención y acompañamiento profesional, es un valor agregado para los viajeros como yo. Así que, satisfecha, me subo en el hidroavión rumbo a la segunda parte de este viaje y lo único que puedo esperar es más emoción y aprendizaje. Poder tener una vista aérea de este ecosistema, salir para comprender su magnitud y dar razón a su importancia a nivel planetario fue otro punto de giro esencial en esta experiencia. Quedaban dos días y esta vez el turno de lucirse fue para el Anavilhanas Jungle Lodge. No fue tarea difícil con sus bungalows y cabañas de madera construidos en medio de frondosos bosques, una piscina con vista al río y sus islas, decks de observación y en general el lodge ofrece espacios de profundo cuidado para relajarse en medio de una maravillosa reserva natural. Además me recibió calurosamente la señora Lúcia para mostrarme cada rincón del hotel y llevarme a mi cabaña privada mientras me contaba un poco sobre los proyectos de conservación del parque natural. La tarde en que llegué al lodge y el día siguiente fueron increíbles. Una inmersión en lo profundo del Parque Nacional Anavilhanas, con Raúl, el guía experto que me acompañó en las salidas en canoa por los igarapés y las caminatas en la espesura de la floresta para conocer plantas medicinales y técnicas de supervivencia. ¡Nos encontramos con los delfines rosados!

Además de estas aventuras tomé baño de río, nadé en la piscina, me relajé tomando una caipirinha en el lounge del hotel y tuve tiempo para acostarme a leer un buen libro.

Al final del viaje..

¿Humedad? Claro, es lo que hace de este ecosistema exactamente ser lo que es. ¿Insectos? menos de los que imaginaba, especialmente en el lodge donde el PH del agua no favorece su reproducción. ¿Aventura? muchas aventuras transformadoras y memorables. ¿Lujo? Definitivamente tuve a la mano todo lo necesario para sentirme cómoda y tranquila durante el transcurso de este viaje.

El último día mi transfer privado me llevó al aeropuerto para volar de regreso a casa. Me fui satisfecha, llena de emociones y a mi sorpresa, descansada. Si el tiempo lo permite, volveré con amigos o invitaré a mis hijos en vacaciones universitarias. Lo haré ahora con absoluta certeza de que viviremos una asombrosa aventura amazónica con comodidad, privacidad, servicio y acompañamiento de lujo en cada uno de nuestros pasos.

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